¿Cómo preparar la selectividad?
Estás a punto de comenzar una nueva etapa no sólo académica, sino vital: estás en un momento de transición en el que pasas de estudiar el Bachillerato en el instituto o el colegio a iniciar la universidad. La selectividad es, desde este punto de vista, un puente a cruzar para empezar tu etapa universitaria: una fase nueva y emocionante. Desde UNIE queremos compartir contigo algunos consejos para que sepas cómo preparar la selectividad y que, así, este puente puedas recorrerlo con más seguridad, confianza y motivación.
Consejos para preparar la selectividad
Hay una parte importante que es conveniente recordar porque la selectividad es una prueba de acceso que puede crear preocupación: el resultado de este examen es el 40 por ciento, mientras que tu nota promedio del Bachillerato representa el 60 por ciento. Por lo tanto, piensa que si has llevado bien tus dos años previos a la selectividad ¡eso significa que ya tienes una gran parte del camino recorrido!
Lista de consejos para preparar la selectividad:
- Elabora y organiza un plan y una ruta de acción. Lo primero a tener en cuenta en este sentido es que fijes unos objetivos que sean realistas y sostenibles. De esta manera, te ahorras la frustración que pueda causarte marcarte unas metas que parezcan imposibles. Ten en cuenta tus circunstancias personales y el tiempo del que dispones.
- Explora las áreas y las asignaturas para evaluar en cuáles te desenvuelves mejor, cuáles te gustan más y, por otro lado, cuáles son aquellas en las que sientes que tienes que reforzar ciertos conocimientos, bien porque te cuesten más o te gusten menos. Hacer esta autoevaluación te va a permitir saber a cuáles les tienes que dedicar más tiempo, esfuerzo y energía. A su vez, esto te ayudará también a la hora de elaborar tu plan de estudio.
- Pide ayuda y consejo a tus profesores y profesoras. Esto está relacionado con el punto anterior. Te aconsejamos que este proceso no lo recorras solo. Tus profesores y profesoras que te han acompañado durante tu recorrido en el Bachillerato saben, también, cuáles son tus habilidades y capacidades. Por eso, es una buena idea que si tienes dudas específicas con algunas asignaturas o necesites reforzar ciertas áreas les pidas sugerencias y orientación.
- Constancia diaria. Importa más lo que haces cada día -aunque este qué no sea muchísimo- que lo mucho que haces, pero tan sólo cada tanto. La disciplina, aunque tiene asociaciones algo negativas porque, a veces, se entiende con esta palabra algo rígido o autoritario es, en realidad, todo lo contrario: disciplina significa ser un aprendiz. Y eso eres: un alumno, un aprendiz. Por eso te recomendamos que partiendo del plan de estudio que te hayas hecho, estudies todos los días, de forma constante y que ese tiempo de aprendizaje se base más en la calidad. Además, ser constante te va a ayudar a disminuir el estrés, la preocupación y la angustia, aspectos fundamentales porque un mayor nivel de tranquilidad va a producir que te concentres más y mejor.
- Descansa y cuida de tu salud física, mental y emocional. A menudo, cuando estamos enfocados en llevar a cabo actividades exigentes, como la preparación de la selectividad, podemos desatender nuestra salud. Y esto es una equivocación: la salud es la base sobre la que construir el resto de tu vida. Por eso es fundamental que duermas las horas necesarias, descanses y tengas actividades que te permitan desconectar del estudio. Así, tu cerebro podrá recuperarse del esfuerzo mental que supone. En tu tiempo libre aprovecha para estar con personas que te transmitan confianza, calma y alegría. Haz actividades que te gusten y te apasionen y aprende a tomarte pausas durante el día para que tu mente frene el ritmo.
- Haz una búsqueda de los exámenes de selectividad de años anteriores y prueba a realizarlos. Este punto es importante: te va a permitir, por un lado, ver cuál ha sido la línea que han seguido y, por otra parte, al responder las preguntas, podrás ver cuáles son las áreas en las que más avanzado o avanzada estás y cuáles necesitas reforzar.
Trucos para organizar tu tiempo para la selectividad
Sabemos que una de las partes más importantes es la de saber cómo organizar tu tiempo para la selectividad porque, en ocasiones, puede preocuparte la sensación de que el tiempo va muy deprisa y empieza a “apretar”. Por eso, antes de compartirte algunos trucos para organizar tu tiempo para la selectividad, es importante que tengas en cuenta esto: todas las personas tienen las mismas horas del día. Por lo tanto, enfócate en cómo emplear el tiempo disponible de forma realista y, sobre todo, céntrate en que sea de calidad.
¡Y ahora sí! Pasemos a una serie de consejos que te ayudarán a organizar tu tiempo para la selectividad.
Lista de consejos para organizar el tiempo:
- El primer consejo está relacionado al primer punto que desarrollamos en el apartado anterior. Observa tu plan de estudio con los objetivos que te hayas marcado. Busca las fechas de selectividad para prepararte con tiempo suficiente y que así te quede margen de acción por si surge algún imprevisto. En este sentido, te recomendamos que tengas en cuenta esto último: que haya tiempo libre previo a la selectividad por si necesitas repasar algunos temas o asignaturas específicas sin agobiarte y poder llegar, en lo que a preparación se refiere, sin estrés.
- Utiliza una agenda, planificador, o alguna aplicación digital de organización de tareas. Con tu plan de estudio al lado y con las fechas de selectividad, comienza a organizarte de forma escrita -no sólo mental: no te hagas una idea mental sobre lo que vas a hacer, cómo y cuándo porque lo más probable es que lo olvides-. Puedes hacerlo de la forma “tradicional” y pasar los horarios a una agenda o planificador. Si prefieres la versión digital a la hora de organizar tus tareas hay aplicaciones como Trello, Asana o Evernote, entre otros, que te pueden ayudar.
- Al principio, te comentamos que una forma inteligente de organizar el tiempo es enfocarse en la calidad del mismo. En ocasiones, solemos pensar que si dedicamos todo el tiempo a algo, las probabilidades de éxito serán mayores. Pero no siempre sucede así porque un cerebro cansado hace que su nivel de atención, concentración, procesamiento y comprensión de la información disminuya. Así que sé realista en cuanto a tu tiempo. Evalúa tus condiciones y circunstancias: cómo te sientes, qué necesidades tienes -estas cambiarán en función de muchos factores día a día-, qué niveles de energía tienes, actividades y horarios disponibles. Parte de algo sostenible: que sepas que puedes cumplir. Si te pones unas metas con unas expectativas muy altas es probable que te frustres y esto -la frustración- no te ayudará.
- Toma pausas y descansa entre medias. No se trata de que te des un “atracón” de estudio. Las necesidades de cada persona varían y esa es la base de la que partir: ¿cómo trabajas mejor? ¿En intervalos de una hora, de cuarenta y cinco minutos, de hora y media? Hazte esta pregunta y respóndete de forma honesta. Una vez que hayas descubierto cuál es la forma más adecuada para ti, planifica tus descansos. Por ejemplo: si has decidido una hora de estudio, tómate quince minutos de pausa antes de retomar. Intenta que esos quince minutos sean un descanso real: come algo, siéntate y relaja tu cuerpo y tu mente, algo que no demande una gran atención o energía mental y evita actividades estimulantes que, aunque puedas pensar que te ayudan a desconectar, hacen que tu mente se sobreestimule -entrar en redes sociales, ver vídeo tras vídeo. Esto no significa que sean incorrectas o estén mal, pero no ayudarán a que tu mente tome una pausa reparadora antes de continuar estudiando-.
- Disfruta de tu tiempo libre, haz actividades que te gusten y pasa tiempo con amigas y amigos que te hagan sentir bien. ¡No todo puede ser estudiar! Como te comentamos antes, un cerebro cansado no rinde igual de bien. Un cerebro que está tranquilo lleva a cabo todas las tareas -tanto las académicas como las de otras áreas de la vida- de forma mucho más inteligente, creativa y enfocada. No descuides, por el estudio, las actividades que te gustan. El deporte, además, si es que practiques alguno, es una opción genial por diversos motivos: te ayudará no sólo físicamente, sino también a nivel mental y emocional al reducir el estrés y relajar tu sistema nervioso. Ambos clave para que duermas bien, descanses y tu cerebro se recupere del esfuerzo.
Tips para mantenerte motivado mientras preparas la selectividad
La motivación no sigue una línea recta, menos cuando se trata de un proceso que requiere tiempo y que es a medio o largo plazo, como es la preparación de la selectividad. Entonces, lo primero a tener en cuenta es que tu motivación no se va a mantener igual todos los días: de nuevo, como ha ocurrido en otros apartados de este artículo, esta depende de muchos factores -unos internos, otros externos que no dependen de ti-. Así, habrá días que te levantes con motivación, ganas y con enfoque para estudiar, mientras que otros, en función de si te ha ocurrido algo en tu vida personal o académica, no tendrás el mismo nivel de energía o de calma y el nivel de motivación cambiará. La buena noticia es que sí podemos aplicar ciertos tips para mantenerte motivado mientras preparas la selectividad.
Lista de consejos para mantener la motivación:
- Ponte metas y expectativas realistas, accesibles y pequeñas. Esto lo hemos mencionado ya, pero es importante volver a comentarlo porque esto va a tener una gran influencia en tu motivación. Si te pones objetivos muy grandes que te cueste visualizar, te parecerá difícil de conseguir y la motivación se resentirá. Sin embargo, si cada meta grande la planificas y la divides en pequeñas fracciones que puedas realizar día a día te parecerá algo que es posible de alcanzar e irás con ganas porque sabrás que tienes más probabilidades de conseguirla.
- Visualiza qué vas a conseguir con este proceso y con el esfuerzo que estás realizando. Esta parte es fundamental, sobre todo en esos días que te desanimes cuando alguna asignatura -o algún tema en particular para la selectividad- te esté costando. También, en esos momentos en los que notes el cansancio debido al esfuerzo. Visualiza eso que quieres conseguir: quizá estudiar una carrera universitaria por la que sientas una gran vocación, pasión o curiosidad. La nueva etapa vital que comienzas: las personas que vas a conocer, poder estudiar algo que de verdad te guste, la mudanza que, tal vez, harás por tus estudios a otra ciudad o, incluso, a otro país. Imagínate ya en ella: intenta visualizar cómo serán tus días, de qué estarán hechos, cómo te vas a sentir.
- Date momentos de disfrute y de placer. Si en el apartado anterior hablábamos de la importancia del descanso, ahora queremos decirte que es importante que lleves a cabo cosas que disfrutes: pasar tiempo con tu entorno de amigas y amigos, alguna actividad creativa que te encante, comer una comida que te guste. Es una forma de premiarte a ti mismo o a ti misma por el esfuerzo que estás haciendo y por tu compromiso.
- Cuida del entorno de personas del que te rodeas. La gente que forma parte de nuestro círculo íntimo influye en nuestro estado de ánimo. En momentos en los que estamos haciendo un esfuerzo es todavía más importante. Presta atención al tipo de personas que te rodean: ¿te transmiten alegría, optimismo, calma? Gente con este tipo de actitudes, sin duda, ayudará a que tu nivel de motivación aumente. Por otra parte, rodéate de compañeras y compañeros que estén en el mismo momento que tú: que estén, también, preparando el examen de selectividad y poder, así, acompañaros, escucharos y ayudaros con sugerencias y consejos de aquellas cosas que os han servido y hacer una puesta en común.
Cómo hacer frente a la ansiedad y el estrés durante el estudio de la selectividad
Sabemos que la preparación de la prueba de acceso a la universidad puede producir preocupación por la presión, el esfuerzo, el tiempo y la necesidad de conseguir la media de corte según la carrera que hayas elegido. Por eso queremos dedicar una parte a tratar este tema: cómo hacer frente a la ansiedad y el estrés durante el estudio de la selectividad.
- Piensa que llevas dos años en el Bachillerato y que has realizado ya muchos exámenes. Ese tiempo es una preparación para la selectividad. Si has superado los dos años de forma satisfactoria, no tendría por qué suceder un escenario terrible. Piensa que llevas dos años estudiando y preparándote para este examen.
- ¿Te acuerdas que te comentamos que una buena idea era revisar los exámenes de selectividad de los años anteriores? Si lo has hecho, vas a ver que las semejanzas entre ellos superan las diferencias. Si has probado a realizar exámenes pasados y has visto que sabes responder con soltura a las preguntas, ahí tienes una noticia muy positiva.
- Aquí, de nuevo, entra lo que te comentamos en otro apartado de este artículo: visualiza lo que vas a lograr, cómo te vas a sentir una vez hayas superado el examen. Esto va ayudar a que entrenes a tu cerebro a que preste atención a un panorama positivo, que te emocione, motive y que sea optimista.
- Cuida de tu salud física, mental y emocional. En este sentido, te recomendamos que hagas deporte de forma regular porque va a permitir reducir los niveles de cortisol -la hormona del estrés- y aumentar los niveles de serotonina -un neurotransmisor que influye no sólo en el estado de ánimo, sino también en el aprendizaje y la memoria-. Por otra parte, presta atención a los alimentos que consumes: tienen un impacto en la salud física, pero también mental. Si tienes ansiedad y estrés también pide ayuda a tu entorno familiar o amistades o, incluso, puedes acudir a terapia para que un profesional te oriente y te ayude a gestionar las emociones que puedan surgir durante el proceso.
Recuerda que llevas dos años en el Bachillerato: dos años en los que has estado, día a día, preparándote para este momento. Durante este tiempo has realizado muchos exámenes, los has superado, y has aprendido lo necesario para enfrentarte a la prueba de selectividad.