¿Por qué ser profesor? Los verdaderos transformadores de vida
Para muchos es la profesión más bonita del mundo. No es un camino de rosas, pero es sumamente gratificante. Los profesores aman su profesión porque en su mayoría han llegado hasta ahí de manera vocacional. De hecho, se consideran felices en su actividad. Según las encuestas, los docentes son, tras deportistas e investigadores, los profesionales más felices en su puesto de trabajo.
Y es que ser profesor no es sólo transmitir conocimiento, algo ya de por sí crucial y apasionante, sino que implica muchas cosas más. Supone contribuir a la maduración de otras personas, inculcarles valores y herramientas para moverse en el mundo, prepararles para abrirse camino profesionalmente. En resumen, contribuir a la transformación de sus vidas. ¿Puede haber algo más importante?
La profesión docente en perspectiva
Además de bonita, la profesión de docente es una con mucha historia y mucho futuro. Desde la antigüedad han existido figuras encargadas de transmitir saberes a los jóvenes y capacitarlos para su ingreso en la sociedad. Eso sigue y seguirá siendo así. Pero, además, el establecimiento de nuevos conocimientos y materias, de metodologías y tecnologías punteras, garantiza una renovación constante.
La figura del educador, así de manera genérica, se sitúa como una de las profesiones del futuro. Hay muchos campos de expansión en la adaptación digital, la integración, los idiomas o la educación intercultural. Y también lo hay, cómo no, en la enseñanza de materias tradicionales.
La influencia perdurable de un maestro en la vida de un estudiante
Pero si algo distingue a esta rama profesional es la vocación. Los docentes sienten la llamada de influir de manera positiva y perdurable en la vida de los alumnos. Todos recordamos a uno, dos, tres o más profesores que nos marcaron, que nos hicieron elegir una carrera concreta o apasionarnos con una materia. Si optas por emprender la carrera de docente, tú puedes ser ese profesor que marque la diferencia y sea recordado y reconocido por sus alumnos.
Motivaciones y recompensas de ser profesor
Como cualquier otra actividad profesional, la docencia está plagada de retos y desafíos que a veces se convierten en sinsabores. Pero también, especialmente si sientes pasión por la educación, es el más gratificante de los trabajos.
Estos son algunos de los aspectos que hacen de la educación un camino de desarrollo personal y profesional ideal:
- Trabajar en un entorno joven.
- Aprender de las nuevas generaciones.
- Establecer vínculos personales.
- Sentir que eres útil a los demás.
- Disfrutar de enseñar la materia que te apasiona.
- Periodos de vacaciones más largas que la media.
- Buen sueldo y estabilidad laboral.
Más allá de las aulas: el impacto social y personal de la enseñanza
Como verás, los beneficios de la enseñanza se producen en una doble dirección: para el personal docente y para la comunidad. Las aulas establecen unas sinergias de incalculable valor entre distintas generaciones. Los docentes son la punta de lanza de la sociedad para formar a los profesionales del futuro en conocimientos y valores que, más adelante, ellos mismos tendrán que revertir a la sociedad.
Preparación y desarrollo como educador
Para convertirse en educador hacen falta dos pasos previos y fundamentales: tener conocimientos que transmitir y aprender a transmitirlos. Ambos son igualmente importantes. La carrera de un docente comienza por él mismo, formándose en la materia que quiera impartir en el futuro, ya sea matemáticas, física, literatura, historia, economía… Una vez que el estudiante opta por un grado concreto está iniciando el camino para acabar en el otro lado del aula, enseñando esa materia.
El camino hacia convertirse en un educador comprometido
Pero antes de poder ejercer como profesor, es necesario cursar un máster habilitante de un año de duración que habilita al profesional en las competencias educativas irrenunciables. El máster permite trabajar en centros privados y concertados y optar a una plaza por oposición en la enseñanza pública.
A grandes rasgos, este sería el itinerario de un alumno recién salido de Secundaria para convertirse en educador:
- PASO 1: Elige una carrera que te motive y a la que creas que puedes dedicar tu futuro.
- PASO 2: Cursa los cuatro años del Grado correspondiente a esa materia.
- PASO 3: Inscríbete en el Máster del Profesorado para habilitarte como profesor.
- PASO 4: Empieza a echar currículums en los centros privados y concertados o prepárate para afrontar una oposición para obtener una plaza pública.
Las habilidades cruciales para el éxito en la enseñanza
Para convertirte en ese educador que deja huella en sus alumnos es importante que tengas o desarrolles varias habilidades que complementen los conocimientos de la materia que impartes. Te dejamos estas diez:
- Empatía y escucha.
- Flexibilidad y adaptación.
- Capacidad de comunicación y negociación.
- Gestión eficiente del tiempo.
- Buen manejo de herramientas digitales.
- Curiosidad permanente.
- Buen humor y optimismo.
- Creatividad.
- Pasión por la formación continua.
- Paciencia.
Desafíos y superación en la profesión docente
La de educador es una profesión que no se agota nunca. Siempre puedes aprender más, siempre vas a tener que enfrentarte a nuevos retos que harán que el camino sea apasionante y crezcas como persona y profesional. Todas estas habilidades que hemos mencionado arriba no se adquieren de un plumazo sino que se van afinando con el tiempo y ante el surgimiento de diversos problemas.
Superar los pequeños o grandes obstáculos del día a día curten al profesor y lo preparan para nuevos desafíos. Es importante preservar la motivación y las ganas de aprender. La formación continua es uno de los valores principales que puede tener un buen profesor: continuar aprendiendo él mismo, ya sea sobre medios y técnicas (por ejemplo, idiomas o nuevas tecnologías) como sobre esas mismas herramientas generales.
Afrontando las adversidades: estrategias para triunfar en la enseñanza
Lidiar con adolescentes no es sencillo si no se cuentan con las competencias y herramientas necesarias. A día de hoy, existen numerosos problemas que pueden lastrar el normal desarrollo de las clases y afectar al profesor. Por ejemplo:
- Desmotivación y desinterés del alumnado.
- Problemas de concentración.
- Faltas de respeto y conductas agresivas.
- Acoso escolar o problemas de integración.
- Estrés académico y ansiedad.
- Absentismo y abandono.
Los alumnos responden al estímulo de un buen profesor. Por eso la figura del docente es la pieza clave del sistema educativo. Triunfar en la enseñanza supone conseguir un aula motivada, interesada e implicada.
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